"Cuba no esta lejos de Haiti"Por el Dr Antonio Gordon(debatecuba.blogpost.es)

sábado, 16 de enero de 2010

Cuando el vecino muere o sobrevive una tragedia, es menester pensar, aún por un momento, que algo similar puede pasar al pensador. De ahí, que para los cubanos, la tragedia de Haití, nos puede iluminar nuestro entendimiento de la realidad que se avecina.

Si Haití fue el primer estado latinoamericano en liberarse del yugo del imperio francés en 1804, Cuba fue el primer estado comunista latinoamericano y primer territorio libre del imperialismo yanqui en 1959.

El dictador de más duración de Haití, el legendario Dr. Francois Duvalier, Papa Doc, gobernó 14 años. Fue entonces cuando pasó el poder a su más allegado familiar, su hijo. Cuba supera por la clásica milla estos “logros” haitianos. Fidel Castro gobernó 47 años y ha pasado el poder a un familiar, esta vez a su hermano. Su primer hijo, supuestamente el heredero de acuerdo a todo lo que indica la heráldica, ha sido marginado, olvidado, y ocultado.

Desde la dimisión de Baby Doc, que no era de veras un “Doc,” la barca haitiana ha venido zozobrando sin remedio. No importa quién ha estado en el aparente mando. Ni Manigat, Namphy, Avril, Pascal-Trouillot, Aristide, Cedras, o Preval han podido estabilizar y hacer del país una sociedad sostenible. Ojo, ninguno de estos personajes ha contado con un pueblo sincero, determinado y firme sobre el cual el futuro pueda florecer. Y el de más charisma, el cura Aristide, carecía de la sinceridad y el amor a pesar de su verbo y pasada profesión. En vez, en Haití se ha construído-montado- una apariencia política que ha sido víctima de recurrentes sismos políticos, sociales y económicos que ahora no se pueden tapar porque la naturelaza los ha hecho a todos “caminar sobre cadaveres.”

Cuba no está lejos de Haití. Y si la barca cubana ha necesitado desembarcar cantidades considerables de cubanos hacia el exilio, ahora ya está haciendo agua en más de un sentido sin esperanzas de poder nonctrar otra válvula de escape. La revolución ha destruído una parte considerable de la infraestructura de la isla, ya por falta de atención ya por pura casualidad, no importa. Si el 80 porciento de la capital haitiana ha colapsado, hay que pensar que un porciento alto de la vivienda en Cuba está averiada, colapsada o al colapsar. Y por ahí muchos otros renglones.

De manera, que la lección para Cuba y los cubanos -estén donde estén en el espectro idiológico o el planeta - está en entender que el futuro tiene que verse en términos no del derrocamiento de los hermanos Castro. No. El futuro de Cuba está en verlo desde el punto de vista de un cambio radical a través del cual, del elemento sano que todavía pueda quedar en la sociedad marginada y atropellada cubana, en las cárceles y las mazmorras puede surgir una sociedad nueva a través de la cual se pueda organizar un estado de derecho y respeto a los derechos humanos. ¿Dónde están los cubanos de buena voluntad que pueden empezar esta titánica tarea?

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