Desde la Habana;nuestros Mambises Opinan."PARA CALMAR LA SED"Por Jose Alberto Alvarez Bravo,Periodista Independiente,Vocero en Cuba de Concilio Cubano

viernes, 27 de agosto de 2010

 
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(Foto de Archivo)


La lectura de la novela Tuareg nos hace un llamado de alerta sobre el valor del agua, sobre todo la de beber, en condiciones extremas. En los climas tórridos, un simple sorbo de agua puede marcar la diferencia entre la vida a la muerte.

Los visitantes llegados a Cuba, luego de su primera bocanada de aire hirviente, buscan ansiosos un expendio donde adquirir una refrescante porción del vital líquido. Varios de estos expendios, situados en la Terminal 3 del Aeropuerto Internacional José Martí, atienden solícitos a cuanto viandante se acerca a sus mostradores, sin colas ni cartillas de racionamiento.

La sed inclemente impone sus exigencias, y los gringos seguramente no lo piensan dos veces para adquirir un incitante pomo de agua mineral de 500 mL, “envasado en la fuente”. Siempre de los manantiales Ciego Montero, aunque el contenido proceda de la cuenca Vento, en Ciudad Habana.

El precio puede no hacer temblar la mano del “yuma”, pues para él quizás soltar 1.50 CUC sea como arrancarle un pelo a un burro. Otro cantar es si el sediento es un cubiche común y corriente, en las antípodas con los bendecidos del poder.

Pocos interesados en el tema Cuba deben ignorar que 1.50 CUC es el salario medio de tres días. Este detalle convierte al cubano de a pie en un bicho único, que para calmar la sed no necesita tomar agua: solo le basta con mirar el precio.

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