"zemejansa entre Bandidos"Por Hugo J Byrne

viernes, 13 de agosto de 2010

 
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“De las cosas inferiores
siempre poco caso hicieron
los celestes resplandores;
y mueren porque nacieron,
todos los emperadores”.
Quevedo

¿En qué se parecen las protestas de ignorancia del Congresista norteamericano Charles Rangel ante la Comisión de la Cámara que juzga sus presuntas múltiples violaciones de ética con la increíblemente hipócrita llamada de Chávez a la pacificación de los narcoterroristas colombianos? ¿No es para revolcarse de risa la demanda de liberación para los cautivos de las FARC por el Macaco Llanero?

Entre esos secuestrados los hay que han sido mantenidos en cautiverio en las más inhumanas condiciones durante largos años y su triste predicamento ha sido publicado extensamente en la prensa internacional y hasta por los mismos secuestradores para dramatizar sus demandas de rescate. Las súplicas de las víctimas por que se pague ese recate, acompañadas de la evidencia audiovisual de sus sufrimirentos en las que resaltaban las selvas inhóspitas y las cadenas del cuello a las piernas para restringir movimientos, han llegado a todas partes. ¿Desconocía Chávez eso cuando hace pocos meses demandaba reconocimiento y respeto para esta gavilla de terroristas, asesinos y plagiarios?

El denominador común de los villanos es un tema muy frecuentemente visitado por esta columna y a despecho de sonar repetitivo, mencionarlo nuevamente resulta de rigor al cubrir el presente acontecer en esta parte del mundo. Individuos como Chávez, o los presidentes Correa de Ecuador, Ortega de Nicaragua y Morales de Bolivia, satélites del primero, reaccionan de manera idéntica ante similares estímulos. Esta semejanza entre los capos de una pandilla internacional de bandidos, se hace más pronunciada en los momentos de triunfo o en los de crisis. Un análisis objetivo concluye que para ellos el presente no es satisfactorio. El momento actual lo consideran de gran peligro y quizás de crisis.

Aunque el legítimo director de esta verdadera oligarquía (palabra que sus miembros utilizan para designar a las sociedades que no controlan, pero cuya definición desconocen), es por supuesto Chávez, la primera manifestación de retirada estratégica de la “línea dura” vino hace un par de meses de boca de su satélite más cercano, Rafael Correa. Muchos lectores quizás se sorprendan de que en este contexto criminal yo ni siquiera haya mencionado hasta ahora a “Fifo” (Fidel Castro). Lo hice con toda intención.

No es un secreto que el régimen de La Habana provee a Caracas con asesoría militar y política y que el personal castrista es quien hasta ahora había hecho muchas decisiones importantes en Venezuela, porque así lo había aceptado Miraflores. Sin embargo, abundan múltiples elementos de juicio indicando que ahora existen abrumadores problemas económicos y políticos tanto en el aún tentativo proyecto totalitario chavista, como en la esclerótica tiranía de Castro. Problemas prácticamente imposibles de solucionar en el presente contexto. La simbiosis Chávez-Castro parece de repente no estar produciendo los resultados cotidianos.

Este es un proceso que empezaron los hondureños derrocando a Zelaya, el más reciente satélite de Chávez y el primero entre ellos en morder el polvo. Las apuestas se mantuvieron en contra del presidente interino Micheletti, prácticamente hasta que su gobierno lograra celebrar elecciones en un proceso cuya transparencia y legitimidad ya nadie serio pone en duda. La elección del Presidente Lobo resultó en el primer revés de importancia del expansionismo chavista.

El segundo fue la serie ininterrumpida de victorias del Ejército Colombiano sobre los narcoterroristas de las FARC y ELN, eliminando a sus más peligrosos jefes como Raúl Reyes y Marulanda, quienes estaban siendo exponencialmente protegidos por Caracas y Quito. Al mismo tiempo, la elección del empresario Sebastián Piñera a la presidencia de Chile, la nación más sólida económica y militarmente en el Cono Sur del Hemisferio, no sólo puso de punta los muchos pelos en la irsuta y hueca cabeza de Evo Morales, sino que eliminó de golpe el iaslamiento de Bogotá.

La abrumadora victoria electoral del antiguo Ministro de Defensa colombiano e incondicional de Uribe Juan Manuel Santos y las incuestionables evidencias presentadas por Uribe sobre la complicidad chavista en la subversión, constituyeron en mi criterio el jaque final al bocón de Caracas en lo que se referiere a su diferendo con Colombia. Su ruptura de relaciones con Bogotá, cierre de frontera y consiguiente movilización no engañaron a nadie. La ola populista que encabezara Chávez a principios de la década que termina y que parecía haber llegado a su cénit hace un par de años, empieza a desinflarse. Eso puede poner en salmuera el eje La Habana-Caracas. Mientras finalizo estas cuartillas, Chávez, reunido con el Presidente Santos en Santa Marta, anuncia el restablecimiento total de relaciones diplomáticas y comerciales con Bogotá. Y mientras Chávez capitula, “Fifo”, elogia la memoria “mártir” de Marulanda ante la llamada “Asamblea del poder popular”.

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