domingo, 21 de febrero de 2010
Mariela Varona Roque(Escritora)
Me siguen matando de amor, literalmente, los buenos libros. Continúo rindiéndome ante las historias que subyugan y te llevan de la cruenta realidad a la irrealidad más cruenta.
Me permito este juego de palabras porque desde que conozco a Mariela Varona Roque, La Perra, como la conocemos sus amigos (Perra porque a su esposo, un gurú rockero de Holguín, le dicen el Perro) nunca ha dejado de asombrarme.
Su último libro, publicado por una emergente editorial para escritores noveles en Cuba y apadrinada por el Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”, viene a ser una expulsión de aquellas historias que no formaban parte de un cuerpo textual más completo.
Desde ese pequeñísimo apartamento en un reparto obrero, ruso o alemán, pero sí al estilo de las más sombrías películas de horror sigue intentando cada día pintar un mundo ensombrecido por las carencias afectivas de los seres humanos. Mariela es post vivencial, creo que no le importa un futuro para nosotros, sus lectores, como tampoco le importa para sus personajes. Sus animalejos escriturales van desde el suicidio ramplón, sin filosofía existencial alguna, hasta la burla por la muerte más absurda. Entre el amor y el morbo que produce el amor, Mariela recurre a mostrarnos los costados más grises de la existencia humana.
Los libros debieran servir también para aprender, pero cuando un libro te muestra lo que has vivido, entonces te das cuenta que está excelentemente escrito. La casa de la discreta despedida funciona como un espejo. Lleno de insinuaciones a vivir una soledad menos humillante, seguir caminando hacia la nada o dejarse llevar por el supuesto de que la amistad es un lobo que te asalta a cada paso, el libro, como la casa de Mariela mostrada en el libro, la casa de Mariela construida por los presos en la década del ’80 del pasado siglo en el Reparto Villanueva, invitan a pasar, ver y cerrar los ojos para existir, a merced de lo que seamos capaces de advertir.
Nacida en Banes y de profesión Ingeniera Eléctrica, Mariela Varona Roque ha publicado sus cuentos en varias antologías y obtuvo el codiciado Premio de Cuento de La Gaceta de Cuba. Me gusta su manera descarnada de narrar, porque o lo hace sin artificios (aún no lo he constatado) o nos hace ver que no los utiliza. Por lo menos en su magistral pieza “Black Dog”, asoma lo mejor de esta generación que junto a Ana Lidia Vega Serova, Ena Lucía Portela y Oneyda González llevan la narrativa hecha por mujeres en la isla a un plano de verdadera interacción con sus destinatarios más inmediatos que somos sus lectores.
Me siento en un único compromiso, el de descubrir para los fisgones en este blog, lo mejor de las generaciones de cubanos entrampados en una política editorial absurda, que autoriza a publicar solo a sus autores menos incómodos. Pero aún así, aparecen aquellos que son capaces de inventar un país, una ciudad, una casa, como lo ha hecho Mariela Varona Roque
"La mujer que invento una casa"Publicado por Luis Felipe Rojas en su Blog"Cruzar las Alambradas"
Publicado por Unknown en 21:21
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