viernes, 25 de marzo de 2011
Para Rosi de Cuba....ella sabe.
Era domingo, y entre el calor sofocante y la lentitud del camión que me conducía de Santiago de Cuba a Las Tunas, preferí bajarme en Bayamo, ese pedazo de tierra que nos legaran nuestros ancestros como símbolo de rebeldía y cuna de ardores patrios. Me tomé un bebida refrescante, un ‘Prú Oriental’, una especie de refresco hecho a base de raíces fermentadas y me fui hasta la casa de Yoandris. Hace tiempo quería cazarle un montón de palabras, que me contara de sus experiencias carcelarias y como opositor hoy en libertad.
“En el año 2006 mi abuelo Manuel Gutiérrez, regresó a Cuba para ver a su familia y a los pocos días de estar aquí fue conducido por oficiales de la policía política para un hotel del polo turístico de Guardalavaca, en la provincia Holguín. El argumento que le dieron fue que el Señor Fidel Castro vendría de visita a Bayamo para la celebración de esa fecha infausta que es el 26 de Julio, un día en que murieron tantos cubanos de uno y otro bando. A mi abuelo lo ubicaron en Holguín y tuvo que pagarse el hospedaje obligatorio de la reclusión a que lo sometieron. Tuvo que gastar el poco dinero que trajo de los Estados Unidos, ya que él es un hombre jubilado.”
“Como en esos días estaban repartiendo banderitas para supuestamente adornar las calles, yo tomé una de las que me dejaron por debajo de la puerta y le pinté las franjas blancas de negro en señal de luto. Entonces le pinté un 75 en referencia a los presos de la Primavera Negra. La puse en el arquitrabe y ahí amaneció. Después vino el ataque de las llamadas autoridades. Eso fue un 23 de julio de 2006. “Ese día la seguridad del estado me llevó para el cuartel conocido como El Punto, en la salida a Las Tunas. Allí me vociferaron, me ofendieron y me amenazaron mil veces. En esa instancia policial me fabricaron una causa por ofender los símbolos patrios. Luego mi familia quedó abandonada, mi niño de cuatro años se vio sin ningún amparo ya que soy el sostén de ese núcleo familiar. Me sancionaron a un año de privación de libertad que cumplí en la Prisión Provincial de Las Mangas; en ese sitio conocí a José Luis García Paneque, Jorge González Tanquero y Félix Navarro, de la causa de los 75. A los pocos días pude comprobar directamente a qué suplicios someten a los presos políticos y las amenazas y vejaciones por las que intentan hacerlos pasar.
“Llegué como miles de jóvenes, sin saber qué era una prisión. Allí fui amenazado por el hoy mayor Núñez de la seguridad del estado. Enseguida me encerraron en un salón un grupo de matones armados con cuchillos. Al frente de ellos estaba el recluso Nilson que era del Consejo, todos actuaban bajo la libertad que les otorga la seguridad del estado, la seguridad penal y los jefes de orden interior. Me dijeron que me iban a matar si me manifestaba contra el gobierno, que estaban autorizados por todos los jefes. Son personas que son utilizadas de forma sádica para implantar el terror, que es la única disciplina que conocen las autoridades penitenciarias. Este Nilson después murió en una prisión de Manzanillo, por provocar la muerte del recluso Yuliet, un joven homosexual de 19 años que habían ‘comprado’ entre una prisión y otra. Al tal Yuliet lo asesinó uno llamado Negrito. Después le cobraron a Nilson la muerte de Yuliet.
“Allí recibí golpizas y muchas restricciones por manifestarme como un opositor al gobierno. Después caí preso otra vez por ?desacato a la figura del Comandante en Jefe’, que es como se llama esa causa que ha llevado a tantos cubanos a prisión. Me aplicaron la ley cuando ya este auto titulado Comandante en Jefe no fungía como Presidente. Me sancionaron a dos años, que cumplí entre las prisiones Las Mangas y la conocida como El secadero. En la Provincial recibí varias palizas, inducidas por el Tte. Coronel Modesto y ejecutada una de ella por el 1er Tte Silvera un día 2 de septiembre. El reeducador Eddy estaba al frente de la guardia y me enviaron herido para la celda de castigo sin atención médica. Allí pasé mi cumpleaños un 6 de septiembre. No me dieron visitas, no dejaron que mi familia me viera sino después de dos meses cuando se me desaparecieron los hematomas de todo el cuerpo.
“Cuando yo oí el disco donde aparece una lectura de ‘Contra toda esperanza’, de Armando Valladares, me parecía estar oyendo otra vez los gritos de los presos, los abusos de los carceleros, era como vivir otra vez la prisión porque todo lo que cuenta es exactamente real y hoy tal vez se haya multiplicado. En las prisiones cubanas se sigue asesinando y torturando, continúan humillando a las familias de los reos y con los de carácter político se agudiza más la situación.
“Ahora, además de militar en el Partido Republicano de Cuba y ser un activista de la Alianza Democrática Oriental, soy Misionero de la Primera Iglesia Bautista de Bayamo. Mi pastor es Samuel Columbié Iglesias, que ha sido reprimido por la Seguridad del estado varias veces. A pesar de lo que he pasado, a mis represores les digo que se arrepientan, que no se sigan manchando las manos de sangre. Y a los que tienen secuestrada la felicidad de Cuba, que se acuerden que somos creados todos por un mismo Dios, que se arrepientan antes que sea tarde para ellos. Cuba necesita vivir en libertad como otras naciones del mundo. Los cubanos tenemos derecho a ser libres y por eso muchos luchamos”.
Me fui tarde en la noche de Bayamo, la tierra de Céspedes y Fornaris. Me fui sin una foto de Yoandris, pero con sus palabras almacenadas en un bolsillo. Esta es una voz que debe cruzar las alambradas, me repetía yo mismo a cada instante.
Pd: Yoandris Gutiérrez Vargas vive en Calle 19-A No. 11, e/ 12 y Libertad, Reparto Zamora, El Valle, Bayamo, Granma.
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