martes, 15 de febrero de 2011
Son las 8 y 30 de la noche, va a comenzar la novela, única distracción de aparente bajo costo que tiene el pueblo cubano. Afuera, esperando el milagro de la palabra fugaz están los primeros asistentes a la ´´reunión de barrios´´, el gobierno promete escuchar las posibles quejas que existan para, otra mentira reiterativa, de ahí deducir problemas existentes y futuras soluciones.
La población está molesta, descontenta, aburrida y desinteresada, no obstante como en el experimento de Pavlov, al sonido de la campana acude a dar su dosis de mentira y doble moral. Nada ha cambiado en 52 años o si, hay más pobreza, menos entusiasmo y mucho miedo.
La presidencia está compuesta por un miembro del gobierno ( un burocrata dañado por los mismos problemas pero sosteniendo su fuente de ingreso segura), éste será el encargado de no responder las preguntas, mantendrá esquivas expresiones y quedará en los registros que el estado está presente.
El partido, que aparenta estar desvinculado del gobierno y funcionar con su propia identidad lleva también su representante, es llover sobre mojado, todos de la misma rama se cuelgan. El presidente del CDR, en algunos un comprometido, una vieja guardia que disfruta el arte de denunciar o un cauteloso dueño de negocio escondido que se ha buscado su propia careta.
El delegado y una secretaria, esto nunca puede faltar, una buena reunión siempre incluye una persona que debe tomar nota y en estos encuentros las quejas serán registradas por ella pero, esa solamente no es su función también debe dejar claro, antes de alguna intervención: el nombre, el apellido y la dirección del exponente. ¿Democracia Representativa?¿el poder del pueblo? Bajo estas circunstancias pocos serán los que se quejen.
Un viva a Fidel, otro a Raúl siempre en boca de los más miedosos, el resto se abstiene, comienza la reunión. Nada de demorarse, la novela se puede terminar. Así se desarrollan los tan cacaredos encuentros con los cuales se pretende entretener al pueblo que en su dosis de fantasía sueñan con un cable de internet que les abrirá las puertas. Es bueno aclarar que ya el gobierno, ducho y avispado ha comenzado a crear sus variantes informáticas.
En el olvido han quedado los verdaderos temas. Como la sicología del pobre siempre esperando el mañana, así vive el cubano. En un futuro que puede ser el Congreso de PCC, esperan ansiosos porque se legalicen los trapasos de carros y las compras y ventas de casas. Lo demás un poco de lo mismo, se discuten las abusadoras leyes de viabilidad en un submundo de lo contrario porque en público hablar es un delito. ¿Algo ha cambiado, algo cambiará? Nada, es la misma inercia con nueva fecha.
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