sábado, 12 de febrero de 2011
(foto Luis Felipe Rojas)
Todavía no se han efectuado los despidos masivos que tantas veces anunciara la nomenclatura cubana y ya se notan algunos de sus primeros efectos.
A pesar del impulso inicial de los que han visto en el trabajo por cuenta propia un aliciente, vía de escape o balón de oxígeno, otros decidieron tomar ‘la justicia por sus manos’. La falta de opciones laborales, con sus incentivos económicos hace mella en la gente, y a cada quien le ha dado por algo distinto.
En lo que va de año en la ciudad de Holguín se han sucedido, uno tras otro robos en bodegas, almacenes y otras empresas de servicio público. En San Germán ocurrieron varios robos a inicios de enero que dejaron un saldo de varias bodegas vacías: se llevaron el aceite, el café y en casi todas el arroz. Eran los productos de la llamada canasta básica o cartilla de racionamiento. Ahora la gente se apresura, cuando llegan cuatro onzas de pollo o algo de picadillo de carne ‘texturizado’ (así le llaman por aca) a comprarlo inmediatamente, ‘no sea que se adelanten’, me dijo alguien que hoy es de las primeras en extraer lo que llegue a la bodega del barrio.
Aunque los productos de la Cartilla de racionamiento son pocos y vienen una sola vez al mes, a veces la empresa distribuidora tiene atrasos y llega un día el aceite comestible, en otro viene el jabón y en la semana entrante ofertan el café.
Las incursiones de los cacos, van desde el robo más chato, con la utilización de patas de cabra y alicates hasta las sofisticadas llaves ‘ganzúas’. En unos lugares han dejado mensajes, alertando que es solo el inicio de lo que vendrá, en otros hacen alusión a la dejadez de los gobernantes. Lo lamentable es que estemos ante una ola de atracos que por un lado vaya a perjudicar a personas inocentes y por otro sea el espejo, la única vía para alcanzar lo que la gente quiere.
Los robos en las bodegas del barrio son el reflejo del robo en las altas esferas, donde los señores de cuello blanco amasaron fortunas personales y cuando no les bastó con eso, apelaron a meter las manos en las arcas de ‘Papá estado’. ‘Los que están robando son los hombres del general’, me dice un sabichoso de esquina, y añade ‘nadie se roba seis millones de la tienda del barrio, ni pide dos aviones prestados para no devolverlos después, para eso hay que estar donde están los que nunca se bajan de las alturas’ reafirma.
Lo cierto es que para cometer los robos de menor cuantía no han buscado a gente del Planeta Marte, son los mismos que un día fueron a la Plaza a gritar las consignas que un día les pusieron en la boca o en el peor de los casos, se fueron al África a matar gentes a las que no conocían. Son los que también gritan, hasta quedarse roncos: ¡Esta calle es de Fidel!
"EL PUEBLO ENARDECIDO"Publicado por Luis Felipe Rojas en su Blog "Cruzar las Alambradas"
Publicado por Unknown en 7:37
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