viernes, 16 de abril de 2010
Los pueblos, como los hombres, tienen un alma, una dimensión espiritual. El mundo de la cultura es la mayor expresión del alma de las naciones.
Todos los materialismos han intentado reducir esta dimensión a ras de objetividades y tecnicismos. Los frutos de la supresión por decreto de la subjetividad de los pueblos han sido su empobrecimiento y decadencia, no solo diezmando su espiritualidad sino también su desarrollo humano y económico.
En Cuba es visible este reduccionismo. Sin cultivo de la espiritualidad, nada perdura. Se seca la virtud y se trastocan los valores. Los materialismos son fenómenos de cansancio y vejez del alma humana. Por eso es tan triste cuando se encuentran jóvenes que se han dejado intervenir la libertad de espíritu: sus ideales se exilian, las ilusiones abortan y su desesperanza da pena.
Pero el espíritu humano es indomable. Es por ello que ningún mecanismo puede momificar ni secuestrar la iniciativa de aquellos que se deciden a expresar, de diversas maneras, su espiritualidad.
Esas expresiones, como todas las del espíritu humano, como todo lo que existe en el mundo, son diversas. Esa diversidad de filosofías, creencias, opiniones, métodos y actuaciones es la forma natural y normal de la vida humana y de toda la vida.
Cuando se intenta uniformar esa pluralidad natural se va contra natura. Se pierde la riqueza de la diversidad y se empobrecen los pueblos.
Los sistemas políticos que intentan controlar y uniformar las expresiones espirituales de los pueblos han traspasado la línea roja de su propia viabilidad y supervivencia. La represión a los opositores políticos es una violación de los derechos de esos opositores y empobrece la vida política del País. La represión a las iniciativas económicas de los ciudadanos es otra violación de sus derechos y empobrece el progreso de las familias y el desarrollo del País. La represión de sectores sociales por ser diferentes en su piel, en su posición social, en sus preferencias sexuales o religiosas es otra forma de violación discriminatoria de sus derechos y rebaja la riqueza de la pluralidad.
En Cuba han existido, hace más de medio siglo, todas estas formas de represión. Unas veces más cruentas y otras más sutiles. Esa forma de ver la vida y el mundo según el maniqueísmo excluyente de que: quien no piensa o actúa como uno es un enemigo, un gusano, una no-persona, ha sido esencial a la forma en que el poder ha mantenido su hegemonía.
En el último año se han incrementado visiblemente las expresiones de la natural diversidad de los cubanos y cubanas. Esta pluralidad se ha manifestado, sobre todo, en el mundo de la cultura. Este mundo siempre ha sido muy variopinto. Y en los últimos 50 años, ha sido tratado más con censuras y exclusiones sutiles que con métodos más directos.
Sin embargo, el aumento de las expresiones socio culturales alternativas en los últimos tiempos en Cuba ha tomado carta de ciudadanía y expresiones públicas genuinamente participativas. Eso quizá tuvo un punto de inflexión visible con la intervención del estudiante de la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas), Eliezer Ávila, en su diálogo con el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón de Quesada. Esto no significa, para nada, que ahí comenzara todo, pero en nuestra opinión, algo comenzó a crecer desde ese hito. Al mismo tiempo la comunidad de blogueros y blogueras creció y se diversificó. Vino el performance de Tania Bruguera en la última Bienal de La Habana junto con otras manifestaciones artísticas diversas. Se produjo en el Instituto Superior de Arte de La Habana tres días de manifestaciones performáticas en pleno campus de la Universidad que comenzó con una protesta explícita por hambre y terminó como terminan esas cosas por ahora. El fenómeno “Pánfilo”, con todas sus aristas y salvando su persona y su privacidad, ha sido otro fenómeno social a estudiar.
La marcha por la No Violencia de la calle 23 en el Vedado, La Habana, el 6 de noviembre, nos dejó ver jóvenes muy jóvenes protagonizando una manifestación en la calle principal de Cuba. Ese mismo día fueron secuestrados Yoani Sánchez y Orlando Luis Pardo, y llevados a la fuerza, por personas vestidas de civil, para otros barrios de la ciudad. En diciembre, los protagonistas fueron los miembros del proyecto cultural y espiritual Omni-Zona Franca de Alamar con su magnífico Festival “Poesía sin fin”. Fueron reprimidos y expulsados de la Casa de la Cultura de ese barrio del Este de la Capital.
En Pinar del Río y en otras provincias de Cuba, desde el oriente hasta occidente, hubo actividades socioculturales alrededor del 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. En Vueltabajo vimos, en pleno Parque de Independencia de la Ciudad de Pinar del Río, a la artista Yamilia Pérez Estrella realizar, en un espacio público, una intervención artística que tituló “Sin Permisos”. Un gran cerco de agentes y funcionarios rodeó y prohibió aquello, que no obstante, se realizó. Un mes después, el 9 de enero, Yamilia intentó realizar su segundo performance “Sin Permisos II: Paso al cambio”, con dos amigos, uno de ellos, Maikel Iglesias, fue secuestrado en otro auto civil y llevado a su casa de donde no pudo salir. Yamilia y Sergio Abel salieron a su intervención pública y un enorme acto de repudio los acompañó todo el tiempo. El Día del Maestro otro joven lanzaba un comunicado en el acto de un Pre universitario en el campo de Pinar del Río en el que pedía reforma total del sistema de educación cubano y reforma parcial de la Constitución de la República.
Así, el mundo de la cultura y la educación va expresándose, cada vez más, de manera pacífica, crítica, puntual y perseverante. En lugar de mayores espacios de debate; en lugar de la apertura de los espacios existentes a la diversidad de opinión y de acción, la respuesta ha sido el aumento de la represión violenta, directa, sin máscaras ni sutilezas como antes. Actos de repudio como los de la década del 60 o del 80 no solo dañan a las víctimas sino que envilecen a los victimarios. Será necesario salvar de esta depravación cívica a ambos: los que la padecen sin ceder a la violencia, ni al odio, ni a la venganza; y los que la protagonizan sin pudor, sin piedad y sin ética alguna.
Cuba, nuestra nación que somos todos, es la que sufre, se empobrece, se enloda, con estos actos de repudio. Nada es más anticubano y nada lesiona más la soberanía y la identidad nacional que unos cubanos contra otros cubanos por pensar y actuar distinto. Nada más cerca de la ordalía de la vileza. Quien lo ordena, quien lo ejecuta, quien se presta para gritar, golpear y secuestrar, quien observa sin denunciarlo y quienes intentan “salvarse” de la contaminación de las causas y de las consecuencias, todos nosotros, somos responsables de poner a Cuba en el mayor de sus peligros: el dejar de ser ella misma, su esencia de amor y de paz, de fraternidad y reconciliación.
Quienes bloquean el mundo de la cultura, quienes amordazan al arte, quienes afean la belleza y apagan la luz de las letras y la verdad de los sueños de libertad, de justicia y de Amor en Cuba, traspasan una línea roja muy peligrosa: no solo reprimen la creatividad de los artistas, y la honestidad de los intelectuales, o la sinceridad de los comunicadores, sino también reprimen el alma de la nación.
Quienes reprimen el alma de un pueblo para intentar, infructuosamente, apagar las mociones del espíritu humano, infligen el mayor de los daños antropológicos a sus ciudadanos, hieren de gravedad la estabilidad espiritual de la nación y la despeñan por la irreparable pendiente de la violencia, que nadie quiere. No se puede jugar con esto. No se puede dejar caer en los superiores una responsabilidad que es estrictamente personal. Cada cual debe sopesar la gravedad, la depravación de la violencia y la siembra de odios y venganzas que hacen cuando vociferan consignas trasnochadas, sugeridas y lacerantes de la dignidad de las personas a las que van dirigidas.
Ese mundo está al revés. Y un día se enderezará. Y los artistas podrán crear y expresarse en espacios públicos libres, respetuosos y participativos. Y los blogueros podrán escribir y lanzar al mundo sus bitácoras sin mordazas ni bloqueos a la Internet. Y los músicos y compositores podrán decir con sus notas libres y sus letras soberanas, lo que su alma quiere para el bien de todos. Y los escritores y artesanos, podrán echar a volar letras y formas tan libres como responsables. Y los educadores y estudiantes, metodólogos y directores de educación no temerán a que los estudiantes se expresen, o se reúnan por su cuenta sin la vigilancia de sus custodios con cara de maestros. Y cada ciudadano y ciudadana podrá aportar, expresar, intervenir en los espacios públicos, en los ambientes culturales sin la horrible pesadilla de ser considerado como gusano o mercenario.
Ese mundo vendrá, nadie lo duda, ni los mismos que repiten en inconsciente cantinela lo que le mandan a espetar en el rostro sereno de Damas de Blanco, disidentes, opositores, artistas, músicos y poetas.
Y para entonces, Cuba se erguirá y le cerrará la puerta a la mordaza. Y bajará el brazo amenazante del hermano contra el hermano. Y apagará la ofensa entre vecinos de toda la vida. Y borrará el miedo y la amenaza de nuestros teléfonos y plazas. Y reunirá a las familias divididas por todo eso.
Y, entonces, no será el día de la venganza, ni del odio, ni del rencor. Cuba, cada cubano y cubana, cerremos a cal y canto, la puerta a la violencia y al repudio. Y le abriremos entre todos, con la belleza de las artes y las letras, con la verdad de la educación ética y cívica y con la bondad de la convivencia pacífica, la puerta ancha, plural y fraterna del Hogar Nacional que es y será para siempre esta Cuba que aún navega en la esperanza;y mas temprano que tarde"Aunque los esbirros se empeñen en impedirlo;CUBA;sera la que soñamos,quienes de veras la amamos".
Dios lo quiere.
Que cada cual ponga razón y corazón.
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