martes, 21 de diciembre de 2010
Nuevamente el discurso político en una Cuba que se desmorona como la cal de sus más antiguas y descuidadas construcciones, hace referencia al proceso de rectificación de errores. Desde que ellos, los destructores indestructibles, se apoderaron del país han creado una cadena de sucesos que se repiten en un movimiento circular descendente.
En un principio se resaltaba más la decadencia económica, hoy la bancarrota social le cobra las faltas al pueblo. Raúl Castro,un alfil que pudo acorralar al rey, se mueve en diagonal en su propia linea y quitando del medio a todos los que obstruyan su paso deja claro que su verdad no es diferente a la del hermano. Raúl ha repasado el libreto y decretado su monólogo con frases ambivalentes y comprometedoras. Comenzó su campaña con el libro menos leído, revelaciones de una hermana que intenta cambiar su imagen de hombre déspota, continúa su mandato con discurso gastado.
Cuando en los 80´se repitió la idea de depurar las filas y rectificar errores, fueron acusados aquellos cubanos inocentes que pecaban por ser gay, lesbianas, católicos, flojos de carácter, maridos engañados, creyentes en la teoría de una necesidad de cambios, todos en un mismo saco. Los juicios a los que ya se había acostumbrado al pueblo provocaban sentencias arbitrarias que destruían la vida y la moral del escogido. Venganzas, odios, vicios humanos hablaban en nombre de una revolución inventada. Nunca la culpa cae sobre el absurdo de una política social y económica creada únicamente para satisfacer los deseos de grandeza de una familia.
En los años 90´se utilizaron los mismo métodos, un discurso que sirvió para hablar de errores, sancionar a chivos expiatorios como los grandes culpables. Hablan de posibles cambios, palabras que los más atrevidos creyeron como una puerta que se abria. El gobierno lo aprovechaba como catalizador que deja a los oponentes reducidos y mermados. La expresión de valentía fue censurada y el gobierno focalizó a sus críticos. Una estrategia que siempre surte efecto cuando un pueblo agobiado se asoma por la ventana de la crítica.
Dos grandes versiones ha puesto siempre el régimen a su servicio: la emigración masiva y la falsa rectificación de errores. Ha corrido medio siglo y caminan por los mismos pasos. Primero la llamada URSS, les alimentó el ego de poder, en la miseria Venezuela les prestó las muletas y China aún los apuntala, ya olvidaron que en los 70´los criticaban y ofendían a la gran población de ojos rasgados que vivian reducidos a un espacio poblacional. Medio siglo y el pueblo cubano sigue prisionero de un nombre, de sus carencias y de las mentiras. Mientras este pueblo sea libre para alcanzar la libertad sus ojos no se abrirán, su mente seguirá ocupada por despojos y su vida no tendrá ningún fin lógico porque esta rueda solamente está dando otra vuelta.
Miami, Fl.
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