Honorables Diputados:
Ante todo, disculpen la intromisión. Sé que hoy es un día muy especial producto del cambio de mando y las réplicas tan fuertes. Pero este mensaje no admite espera.
Hace unos días falleció en Cuba, Orlando Zapata Tamayo, prisionero de conciencia, reconocido por Amnistía Internacional en esa calidad, después de protagonizar una huelga de hambre de 85 días, en demanda de su reconocimiento como prisionero político y por el cese de los maltratos de los que era víctima.
Otro ex prisionero de conciencia, el psicólogo y periodista disidente Guillermo Fariñas lleva 16 días en huelga de hambre en demanda de la liberación de 28 compañeros enfermos que se postran en las cárceles de Cuba.
Ya el gobierno cubano, ha dicho en su principal diario que: ``existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha decidido iniciar una huelga de hambre. Por tanto, de ningún modo puede forzársele a ingerir alimentos, como hacen cotidianamente las autoridades norteamericanas en las cárceles y centros de tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram, en violación de los derechos de los detenidos''.
Este párrafo de la aberrante declaración del gobierno cubano en el periódico Granma, busca justificar la muerte de Fariñas como su propia decisión y signa el desprecio y la impiedad de los gobernantes de Cuba hacia la vida de aquellos que disienten, sin importar en nada sus llamamientos. Esta huelga es por el derecho a pensar, a expresarse y sobre todo: El derecho a vivir en libertad.
Hoy, a las 14 horas, amigos de otras latitudes, me han comunicado alarmantes noticias sobre el estado de salud de Fariñas, de tal forma, que se ha vuelto imperioso el apoyo de ustedes, personalidades políticas del continente, en la exigencia al gobierno cubano en el respeto a los derechos y a la vida de Fariñas y sus compañeros. Personas como ustedes se constituyen entonces como la última opción de un grupo de hombres que arriesgan la vida en el afán supremo de la libertad.
Los gobernantes y políticos del mundo tienen el deber de condenar esta atrocidad. Los hombres y mujeres de bien tienen el deber de condenar esta atrocidad. No se trata de derechas ni de izquierdas, se trata de condenar la violación flagrante del derecho humano más preciado: la vida.
Por favor, hagan declaraciones, ejerzan la presión de sus investiduras sobre los tiranos. Puede que regresen a sus casas habiendo salvado una vida.
Mijail Bonito Lovio
Abogado cubano nacionalizado chileno
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