CARTA ABIERTA Al Coronel Ernesto Samper;Jefe de la Sección 21 de la Seguridad del Estado de Cuba.

sábado, 22 de mayo de 2010

 
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Barcelona, España, 20 de mayo de 2010.

Al: Coronel Ernesto Samper
Jefe de la Sección 21 de la Seguridad del Estado de Cuba.

De: Francisco Sau Boíx.

Han pasado muchos años, 28 años, exactamente desde el 1982, en que nos graduamos en el Instituto Politécnico Energético “Hermanos Gómez”, que se encuentra ubicado en Avenida de Acosta y Porvenir, en el municipio 10 de Octubre, de la Ciudad de La Habana, lo que también se conoce como el antiguo “5º Distrito”.

Estoy seguro que te acuerdas de mí, como también me acuerdo de ti. Fueron 4 años de estudio en la misma aula, con los mismos compañeros y los mismos profesores. Además, compartíamos otras inquietudes, el deporte, el amor por las artes marciales, sí, no era solo un interés, sino que amábamos el concepto espiritual de las artes marciales, el concepto de que no se debe utilizar para hacer daño, sino para defenderse y defender a los más débiles, ese concepto de justicia nos enaltecía.

Recuerdo una tarde nos fuimos a la orilla de la playa Santa María, con quimono y todo, a correr y a combatir dos contra uno, ¿te acuerdas?

¡Qué tiempos aquellos! ¡Cuántas veces deseamos todos volver a esa etapa de la vida que jamás se olvida!

El otro día leía una noticia en la que se mencionaba a un tal Coronel Samper, y pensé por un momento que era un familiar tuyo, pues recuerdo que antes de graduarnos ya sabías que ibas al MININT (Ministerio del Interior), puesto que tenías familiares que trabajaban en ese ministerio.

Cuán grande fue mi sorpresa al ver aquella foto. Sí, en medio de las Damas de Blanco podía distinguir con bastante claridad a mi antiguo compañero de estudios. ¡Qué digo sorpresa! Decepción, tal vez. Traición, quizás. No lo sé. Tampoco puedo saber cuántos años hacen falta para cambiar a una persona como has cambiado tú. ¿Acaso recuerdas en qué momento preciso abandonaste esos principios de las artes marciales? Y no se trata solo del hecho de reprimir, de estar pensando las 24 horas del día en cómo hacer daño, sino que reprimir e infringir dolor a mujeres, muchas con edades avanzadas, es realmente un acto de cobardía.

Hay un deseo común de nuestra edad, y es el sueño de regresar a la juventud. ¡Si se pudiese!
Verte, Samper, enfrente de todos tus compañeros del aula mirándote a los ojos esperando rectifiques tus errores, tu mal actuar. ¿Te acuerdas de todos? No te los voy a mencionar, por respeto a ellos, pero estoy seguro que te acuerdas, como igualmente seguro estoy de que todos te mirarían con desprecio.

Solo espero que después de leer ésta carta, el peso de las tres estrellas que llevas sobre cada hombro, te sea insoportable de llevar.

Desde la trinchera opuesta, con los mismos valores de siempre, en defensa de los desfavorecidos, y hoy, de mi pueblo, me despido de ti, y quedo en espera de que haya un ápice de humanidad en el fondo de tu alma, y abandones las abominables acciones que emprendes contra nuestro pueblo y contra mujeres indefensas.

Tu antiguo compañero de estudios:

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