La falta de educación en materia de DDHH: ¿Omisión o estrategia?Por Virgilio Toledo López

jueves, 27 de mayo de 2010

 
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La falta de educación en materia de DDHH: ¿Omisión o estrategia?
Por Virgilio Toledo López
Es sorprendente y penoso palpar cómo en nuestras escuelas no se brinda ni siquiera una elemental formación o educación sobre los derechos humanos. Si le preguntas a un alumno del Nivel Superior sobre: ¿qué es la Declaración Universal de Derechos Humanos? ¿qué son los Derechos Humanos? ¿qué mecanismos existen para preservarlos y cuidarlos?, es probable que no sepa mucho al respecto, en el mejor de los casos, conocerá el nombre, pero nada o muy poco del contenido.
Esta podría ser, entre otras, una seria carencia del contenido de los programas de estudio de la enseñanza primaria, básica y media en Cuba. ¿Por qué esta omisión?, ¿Será que el Estado no lo cree importante, o es un olvido voluntario?
Como sabemos, un Estado, al ser signatario de la Declaración Universal y demás Instrumentos Internacionales de los Derechos Humanos, adquiere la obligación de divulgar sus contenidos e incluirlos en la Constitución y demás normativas internas de su país, procurando por todos los medios, la educación de la ciudadanía en ese sentido. Se supone que si la Comunidad Internacional ha aprobado estos Instrumentos, ergo, será lo mejor y más conveniente para todos. Pero, antes de que un gobierno haya firmado cualquier Declaración, Pacto o Convención, por esencia de su existencia, ya tiene adquirida, porque le es inherente, la obligación de procurar que la educación, promoción, respeto y vivencia de los derechos humanos, alcance los mayores grados posibles dentro de la sociedad a la que se deben.
Frecuentemente, personas de otros países preguntan el por qué una gran parte de la sociedad cubana acepta tan “pasivamente” la violación de sus derechos básicos. Me surge una serie de interrogantes que quizás nos ayuden a reflexionar y a encontrar alguna respuesta a esto: ¿no se deberá en gran medida a la falta de conocimiento y formación en esta materia, que los estudiantes, futuros trabajadores y ciudadanos no exijan con firmeza sus derechos y cumplan con sus deberes? ¿hasta dónde ha llegado el daño que ha provocado la falta de educación en cuanto a derechos y deberes se refiere? ¿cuáles son los impedimentos que existen para que los estudiantes y toda la sociedad cubana tengan una cultura básica en materia de Derechos Humanos? ¿A quién le conviene que los ciudadanos de su país tengan dificultades o no sepan reclamar sus derechos? ¿por qué no pocos cubanos tienen miedo de defender sus derechos o miran con temor y recelo a los educadores o activistas de los mismos, cuando les dicen o se enteran de que… “estos son de los derechos humanos”?
Consecuencias
Las consecuencias de esta carencia en los programas de enseñanza puede que no se vean de inmediato, pero cuando el estudiante termine su tiempo de estudio en las escuelas y pase a una Educación Superior, más autónoma, o simplemente se convierta en un trabajador, estará incapacitado para defender sus derechos y conjuntamente con esto, incumplir con sus deberes para con la sociedad, porque es bien sabido de la dualidad y complementariedad que existe entre un derecho y un deber, al estar estos indisolublemente unidos por ser la persona humana su titular.
Un pueblo que no es capaz de exigir el respeto a sus derechos individuales y sociales, degenera y se convierte en una sociedad masificada y cosificada, va perdiendo poco a poco el dinamismo y la riqueza propia que caracteriza a las sociedades diversas, plurales, cultas, abiertas y flexibles.
Cuando no se tiene una cultura elemental sobre los derechos humanos, pueden surgir actitudes de rechazo por las personas, grupos e instituciones que son defensoras y educadoras de los mismos.
La violación sistemática y prolongada de los derechos humanos es uno de los obstáculos fundamentales que se presentan en la búsqueda de la verdad y en la aplicación de la justicia.
Colmar la distancia entre letra, espíritu y vida real
Generalmente en las sociedades donde la educación, promoción y divulgación de los derechos humanos no constituye una prioridad, surge y se amplía, una distancia entre la letra, leyes positivas, espíritu con que se crean y animan dichas leyes, y vida real de las personas. Por eso es necesario llenar ese espacio proponiendo soluciones.
1.Incorporar en los programas de estudio de nuestras escuelas los contenidos necesarios y adecuados a los diferentes niveles para garantizar una educación básica en materia de derechos humanos en los estudiantes.
2.Formar educadores capaces de transmitir a sus educandos una cultura amplia sobre derechos humanos, acorde a las exigencias de cada uno de los diferentes niveles de enseñanza en Cuba, teniendo en cuenta todas las dimensiones de su “ser”, ayudaría a ir eliminando paulatinamente el déficit de conocimiento y vivencia existente en la actualidad.
3.Promover la creación de Instituciones, Organizaciones y diferentes iniciativas de la sociedad civil, encaminadas a contribuir con la promoción, educación, denuncia de violaciones de los derechos y posibles soluciones a las mismas.
4.Garantizar en la vida real de los cubanos el disfrute de los diferentes derechos que le son consustanciales e inherentes, por el solo hecho de poseer una dignidad que los hace acreedores de ellos.
5.Eliminar de la Constitución y de la Legislación cubana normativas que dificultan el uso responsable de la libertad de los cubanos y su capacidad para elegir y participar.
Sin duda que otras iniciativas se pueden sumar o perfeccionar y enriquecer estas. Es labor de todos, pensarlas, proponerlas y aplicarlas, si es de forma gradual y paulatina, mejor. Esta manera corresponsable y participativa es una vía cierta, porque no excluye a nadie, y a la corta, a la media y a la larga, los beneficiados seremos todos, al irse reduciendo la distancia que existe entre, la letra, el espíritu y la vida diaria de los cubanos.
Si partimos de la premisa de que el conocimiento de los derechos humanos es garantía del bienestar de todos y, que además, su respeto y promoción animan a todos a hacer valer sus derechos sin temor o miedo a represalias, ¿por qué entonces el Estado cubano no ha favorecido, ni divulgado, ni educado a sus ciudadanos en esta materia? ¿Será por omisión o estrategia que no se ha generalizado en nuestras escuelas y en toda la sociedad la educación de los derechos humanos?
Empezar por llevar a las escuelas la educación en Derechos Humanos, a mi juicio, no depende nada más que de la voluntad de hacerlo. Creo que es momento y hora oportuna para ello. En el futuro la sociedad recogerá los frutos.

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