LA MEDIACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA CUBANA.Por Eduardo Mesa.

sábado, 22 de mayo de 2010

 
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(www.miscelaneasdecuba.net).- Hace unos días el cardenal Jaime Ortega intercedió ante el gobierno cubano para que las Damas de Blanco pudieran desfilar sin ser hostigadas, rompiendo la rutina el gobierno accedió a esta petición y su Eminencia ha quedado como mediador entre ambas partes, hasta este momento todo parece indicar que el gobierno cubano y las Damas de Blanco continúan aceptando dicha mediación.
Muchas personas se preguntan a quién beneficia la mediación, estamos ante una buena pregunta. Algunos analistas opinan que esta mediación a quien beneficia es al gobierno, yo no comparto esta tesis. Primero porque al aceptar la mediación del cardenal –hasta hoy ignorada- el gobierno evidencia su debilidad. Ellos que se han caracterizado por la arrogancia, por subir la parada, por “convertir las derrotas en victorias” se ven precisados de la mediación de una Iglesia a la que desprecian para no continuar el pulso con un sector de la oposición que los tiene arrinconados.

Es verdad que esta mediación le permite ganar tiempo al gobierno, pero el tiempo les sirve de poco, la situación del país presagia el estallido social y el selecto club de octogenarios que gobierna ya comenzó a morir, como fueron muriendo aquellos dinosaurios soviéticos cargados de medallas.

Después de la mediación del Cardenal las Damas de Blanco han vuelto a desfilar sin ser hostigadas por la chusma y las Damas de Apoyo también, el gobierno no deja de recurrir a presiones y chantajes, pero el espacio de la 5ta Avenida ha quedado abierto, es verdad que sólo garantizaron el mes de Mayo, pero en los últimos años lo que la Iglesia consigue como “algo provisional” suele quedar como “algo permanente”. La calle que “sólo es de los revolucionarios” hace tiempo tolera las procesiones religiosas y ahora tolerará las caminatas de las Damas de Blanco.

La reunión que sostuvieron ayer con Raúl Castro el cardenal y el arzobispo de Santiago de Cuba evidencian un cambio sustancial en las relaciones Iglesia- Estado y es que cuando el gobierno acepta una mediación de tal magnitud está reconociendo a la Iglesia como Institución y al hacerlo termina por violar sus propias reglas de no reconocer a otra Institución cubana que no sea el mismo gobierno.

No tengo duda alguna de que los estrategas del régimen saben que esta mediación los debilita y que beneficia a sus contendientes, pero saben también y acaso vislumbran que esa Iglesia que hoy auxilia a las Damas de Blanco y a sus familiares presos, mañana los puede auxiliar a ellos. Llegado el caso, la Iglesia, que es madre de todos, no rehusará interceder por las vidas de aquellos que hoy gobiernan.

En la hora presente, crucial para el destino de Cuba, debemos apostar por el estímulo y apoyo a los que buscan la libertad. La Iglesia Católica ha conseguido espacios significativos de libertad religiosa a pesar de los embates de un estado totalitario, ha sostenido en el largo período de cincuenta años su prédica de Amor, Esperanza y Justicia; ella es parte importante del sustento espiritual del pueblo cubano, en especial de aquellos que luchan por su libertad.

Debilitar a los líderes de la Iglesia Católica con el descrédito y la calumnia no beneficia a nuestra causa. Los obispos, al margen de sus limitaciones y errores, quieren el bien de la nación cubana, no olvidemos que la acción de la Iglesia en Cuba se realiza en beneficio del pueblo que permanece en la Isla; los que gobiernan, muy a su pesar, comienzan a entenderlo, los que gobiernen mañana no deben ignorarlo.

Yo me alegro que la Iglesia consiga el peso institucional y el respeto que merece, me alegro que sea la mediadora, a ella no tendremos que darle las gracias por el bien que haga, tampoco nos pasará factura en el mañana por el bien que consiga.

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